BICENTENARIO
PARA EL MUNDO
En este
período de crisis global, el Bicentenario del Perú es una oportunidad para transmitir
afuera, junto a las comunidades peruanas residentes en el extranjero, confianza en la fortaleza y la
resiliencia del Perú y su gente, para reflexionar
sobre lo que falta por hacer y para imaginar el futuro con un nuevo ánimo, un ánimo Bicentenario.
I. CONFIANZA
Es un momento
para reafirmar confianza, recordando todo lo bueno que han creado las peruanas y los peruanos a lo
largo de la historia, para sí mismos y para el mundo, poniendo énfasis en los
valiosos ejemplos de ciudadanía, solidaridad y resistencia ante la adversidad que
hemos demostrado como peruanos en los momentos difíciles, como el actual, tanto
en el Perú como en el extranjero.
Es un momento para recordar
que, en el territorio del actual Perú, emergieron comunidades que, a lo largo
de los siglos, en equilibrio entre la naturaleza y la acción humana, legaron sucesivas memorias que aportaron al
mundo tradiciones, cosmovisiones, sociedades complejas, monumentos y caminos,
tesoros artísticos, musicales y culinarios, y conocimientos ancestrales de
vinculación con la muy amplia biodiversidad del territorio peruano.
También para recordar
que, con la conquista española en el siglo XVI, ese gran patrimonio material e
inmaterial entró en contacto difícil pero fértil con la civilización europea y,
a través de ella, con el mundo de entonces y sus componentes árabe, africano y
asiático, creando una cultura mestiza
marcada por la mezcla de sangres y tradiciones, produciendo nuevas expresiones
en las artes, el pensamiento y los estilos de vida.
Es un momento para recordar
que el Perú de la República
prosiguió ese proceso y se siguió transformando y nutriendo de su pasado y del
mundo que lo rodea, produciendo, en los años recientes, una sociedad que
demuestra creciente reconocimiento de
los valores de la ciudadanía, la resiliencia,
la inclusión social y el desarrollo sostenible, como lo viene demostrando frente a la gran
crisis sanitaria del 2020.
Es un momento
para expresar confianza en la democracia y el desarrollo del Perú
y para hacerlo de la mano de los
peruanos que residen en el extranjero quienes, con su trabajo, creatividad,
espíritu solidario y patriotismo, transmiten lo mejor del Perú al mundo; así
como con toda la comunidad internacional,
que siente afecto y respeto por nuestra nación.
II. REFLEXION
El
Bicentenario es también un momento para reflexionar, entre peruanos, sobre lo que falta por
hacer, como es patente en esta
crisis, a fin de construir
una sociedad mejor en el Perú.
Es un momento
para mantener levantadas las banderas
del Bicentenario, que llaman a construir un país sin corrupción, que fortalece sus instituciones
democráticas; un país que acorta las brechas de pobreza y desigualdad, que
combate con firmeza la violencia de género y forja espacios de convivencia
libres de cualquier discriminación e intolerancia; un país dialogante y en paz,
que promueve y consolida espacios de encuentro y reconocimiento para una ciudadanía
solidaria, justa y dialogante; un país que valora su megadiversidad y concibe
el desarrollo como indesligable del cuidado del medio ambiente; un país que se
sitúa a la vanguardia del desarrollo social en la región; un país con muchas
identidades que construye su historia tomando como base su poderosa cultura
milenaria y su diversidad cultural como fuente inacabable de creatividad.
Es un momento
para reflexionar, junto a los peruanos residentes en el
extranjero y la comunidad internacional, junto a los otros Gobiernos y
países – cercanos y más lejanos-, sobre cómo contribuir a hacer realidad una mejor sociedad peruana, siguiendo las banderas
del Bicentenario, para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible en el
Perú y el mundo.
III. IMAGINACION, con un ánimo Bicentenario
No obstante
los desafíos actuales, es un momento para escuchar
a los niños y jóvenes peruanos, imaginar el futuro y adoptar un nuevo ánimo,
un ánimo Bicentenario.
Es un momento
para imaginar con esperanza un Perú
sin pobreza, con igualdad de oportunidades, con diálogo y reconciliación, sin
corrupción, con sostenibilidad y resiliencia, con integración y diversidad
cultural.
También para
tomar conciencia de los peruanos y peruanas, conocidas o desconocidas, que, en
los doscientos años de la República, han mostrado y muestran conductas de esfuerzo y sacrificio; de
creatividad e inteligencia; de tolerancia y generosidad; de sobriedad e
integridad; de alegría e imaginación.
Es un momento
para reclamar a todos estas buenas
conductas y adoptar un nuevo ánimo, un ánimo
Bicentenario, entre padres e hijos; entre hombres y mujeres; entre amigos y
vecinos; entre compañeros de trabajo, en las calles, en negocios y oficinas; en
la política local y nacional; en los medios de comunicación; entre peruanos y
no peruanos; dentro y fuera de nuestro
territorio